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lunes 01 de julio de 2024
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POSTALES DE PROVINCIA

Pipinas, un pueblo que late

jueves 27 de junio de 2024

Pipinas es una pequeña población de 1200 habitantes ubicada en el Partido de Punta Indio, en la zona norte de la Bahía de Samborombón. Nació con el ferrocarril, tuvo su época de esplendor de la mano de una cementera y con el cierre de la misma, parecía destinada a la desolación y el olvido. Sin embargo, un grupo de vecinos logró convertirla en un punto de atracción turística.

Claudia Díaz es miembro de la Cooperativa que dio inicio a esta reconversión. "Pipinas Viva es una cooperativa que conformamos para recuperar un hotel y desarrollar un proyecto de turismo de base comunitaria que desde hace veinte años venimos construyendo junto a la comunidad. Decimos que somos pueblos que laten porque cuando uno tiene esa mirada sobre una comunidad y considera que está por desaparecer o es un pueblo fantasma tiene una mirada como que no hay nada, entonces el que viene de afuera también lo cree. Nos denominamos pueblos que laten por el derecho de arraigo con justicia social y desarrollo que es desde donde nace esta perspectiva de un turismo distinto, nosotros pudimos relevar en la comunidad lo que teníamos para ofrecer y ese es nuestro producto turístico. Lo denominamos turismo artesanal."

La primera comunidad nace con el ferrocarril, porque esa zona de Veronica es la primera zona conquistada por los españoles. Y es allí donde se establecen grandes estancias, la de Barreto y la de Alzaga, que es Pancho Díaz. Cada una tenía entre ochenta y cien trabajadores, eran estancias pueblos, entonces el ferrocarril llega hasta esa zona justamente para trasladar toda la materia prima producida en esos lugares. Por ejemplo en la estancia Barreto se criaban los caballos parcherones que en ese tiempo se utilizaban para los carruajes, también se criaban faisanes y era una cuenca lechera. En la estancia Pancho Díaz se extraía la cal de la conchilla que había en la costa de manera artesanal.

En 1913 cuando se resolvió extender la línea del ferrocarril, se establecieron tres paradas. A la primera se llamó Verónica, en homenaje a Doña Verónica Bernal de Tornquist cuñada política de Barreto, la segunda Monte Veloz ( así lo llamaba al ser el médano más alto de Juan Geronimo ) y a la Tercera se la denominó con el romántico nombre de Las PIPINAS, en homenaje a dos sobrinas, hijas de Raúl Dielh llamadas Sara Josefina y Josefina, a quien sus familiares las llamaban con ese sobrenombre. La segunda fue novia de Jorge Luis Borges. Así nace el pequeño pueblo alrededor de la estación.

En 1937 llegan Pablo Verzini y Marcelo Garlotte, que son los dueños de la firma Corcemar de Córdoba que eligen Pipinas como el lugar para expandirse e instalarse en la provincia. Solamente en un año y medio construyeron la fábrica que inauguró el 15 de abril de 1939 produciendo la primera bolsa de cemento Portland. Ellos trajeron una fórmula nueva de secado rápido del cemento, de esa manera le quitan el mercado a la otra marca que está instalada en Olavarría y abastecen a toda la zona sur de Provincia de Buenos Aires. Toda la comunidad se organiza alrededor de esa fábrica, somos un pueblo de obreros industriales y obreros rurales.

"Corcemar hizo todo, ocupaba el lugar del Estado porque en ese momento nosotros éramos partido de Magdalena y la ciudad cabecera quedaba a 70km de nuestro pueblo, hizo la iglesia, el club, o sea construyó la comunidad. Nosotros contamos siempre que para reyes todos los niños del pueblo nos una puerta en nuestras casas esperando que pase la camioneta de Corcemar para los regalos de reyes, la fábrica nos abastecía del libro, de guardapolvo, de la leche para la escuela. El pueblo fue creciendo y llegó a tener 3500 habitantes. En 1991, su competidora, Loma Negra, compró la fábrica y a partir de allí durante los próximos diez años se generó un vaciamiento enorme, comenzaron los despidos y llegó el cierre definitivo en el 2001 y en Pipinas solo quedaron unas 900 personas."

Cuando muchos pensaban que ya no había salida, unirse para trabajar fue el inicio de una nueva etapa."En medio de esa crisis nació este proyecto colectivo cooperativo denominado Pipinas Viva con el sueño de reconstruir el hotel que fue abandonado por la cementera. Nosotros decimos que cuando el Estado y el mercado no están, aparecen las cooperativas que son tecnologías económicas que a los pueblos siempre nos ayudaron a resolver nuestras necesidades.  Previamente en el 70 logramos traer la luz al pueblo porque hasta ese año los únicos que tenían luz era la fábrica, el hotel y el barrio Corcemar, a través de la usina de la empresa, pero el resto de la comunidad no tenía luz."

Cómo se les ocurrió que el turismo podía ser el punto de partida para la vuelta a la vida del pueblo? “Se nos ocurrió por dos cuestiones básicas: nuestro recurso natural principal es el Parque Costero del Sur que es una reserva de biósfera que está a 20 kilómetros de aquí en el pueblo de Punta del Indio. Nosotros cuando construimos nuestra autonomía municipal soñamos con poner en valor ese parque, por eso el municipio lleva ese nombre. El eslogan de ese momento de la autonomía de Punta Indio era vivir con lo nuestro. Lo otro que nos pasó y esto es personal, no es tan colectivo, yo me puedo denominar discípula de Jorge Gutelman que es un pensador del turismo argentino de la costa atlántica que promueve la hospitalidad como la herramienta turística de la solidaridad. Nosotros decimos que turismo podemos hacer todos porque todos cocinamos, todos alojamos y todos tenemos una casa, entonces para nosotros el turismo debería ser llevado adelante por los que habitan los territorios, no solamente por los que tienen el capital para invertir.”

"Con la cooperativa pudimos recuperar el hotel en el 2006. Hasta el 2013 se nos dificultaba un montón el invierno porque no teníamos calefacción, no teníamos TV, las habitaciones eran muy básicas, bien artesanal. En el 2013 fuimos elegidos para desarrollar un proyecto de soberanía satelital y hoy en Pipinas está instalado el Centro Espacial Punta Indio, que es el lugar donde se desarrolla el Tronador II, que es un lanzador de satélites geoespaciales, así que esto también genera un montón de trabajo para ingenieros espaciales y suceden un montón de otras cosas que para el 2006 eran impensados. Nosotros alojamos a todos los ingenieros de ese proyecto y con ese dinero pudimos ponerle calefacción al hotel hermosearlo, poner las mejores condiciones, lo que también mejoró el servicio”.

Al momento de hablar de los atractivos que hoy llevan a mucha gente a conocer el lugar, Claudia enumera con orgullo: “ La gastronomía local, el museo a cielo abierto donde cada mural tiene una historia. A ese museo lo pensamos también porque nosotros nacimos con el proyecto del Parque Costanero del Sur, pero nos dimos cuenta que estaba 20 kilómetros del pueblo. Entonces pensamos en estrategias locales, y nos encontrarnos con la maravilla de poder plasmar el arte en las paredes, lo que también nos ayudó porque el lugar fue blanco y gris mientras que estuvo la fábrica, así que le pusimos colores al pueblo. También el Tronador II, el circuito espacial es muy interesante, después la escuela estuvo trabajando en un circuito histórico que es un sendero peatonal que está al pie de la chimenea de la fábrica cementera, donde se recorre y se conoce cómo fue la fábrica. Y lo más hermoso que tiene Pipinas es la tranquilidad, el cielo por estar en la Bahía Samboronbón y los túneles de plátanos en otoño y en verano que son hermosos y generan un túnel verde hermosísimo e imperdible.”

En la provincia de Buenos Aires somos muchas las pequeñas localidades donde el turismo comunitario nos dio la posibilidad de pensarnos a nosotros mismos y tener nuestra propia estrategia de desarrollo productivo económico para poder quedarnos en el pueblo pero además garantizarle trabajo a nuestros jóvenes. Hoy la cooperativa le da ocupación a trece familias, que es un montón para nosotros, pero a partir de ella y de la llegada de turistas nace una fábrica de salamines, hay tres mujeres que cocinan pastas caseras que abastecen al hotel y a otros restaurantes, o sea hay un montón de economía periférica que alimenta al proyecto de turismo.

osotros luchamos por el derecho de arraigo, vivir donde decidís vivir y no donde tenés que irte porque no te queda otra. A nosotros nos gusta vivir en unas pequeñas localidades Nos quedamos en el pueblo porque nos gusta la tranquilidad, es muy difícil tener que irnos y no poder volver porque no tenés dónde trabajar.“

Con la belleza de las cosas simples, con el amor por su tierra, por la prepotencia del trabajo, sin dudas, Pipinas es un pueblo que late.

IG: @pipinasviva

Facebook: Pipinas Viva

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