-
miércoles 03 de julio de 2024
Publicidad

POSTALES DE PROVINCIA

La Casa del Espía, los trenes y el castillo de Ingeniero White

lunes 01 de julio de 2024

Cuando uno viaja por la Ruta 3 desde el este, al ir llegando a Bahía Blanca, desde lejos se dibuja sobre la costa una gigantesca silueta. Ese lugar que desde afuera hasta luce fantasmagórico, esconde en su interior una historia de hombres y mujeres que decidieron darle vida a un edificio abandonado para no perder su identidad y transformarlo en un lugar donde la creatividad es el combustible que lo impulsa. Una de esas personas se llama Analía Bernardi y cuenta con entusiasmo de que se trata este emprendimiento llamado Ferro White:

El museo está ubicado en lo que era el taller de mantenimiento de la ex Usina General San Martín, una usina eléctrica que se encargó de brindar energía a la ciudad, el puerto, e incluso a algunas localidades cercanas durante más de cincuenta años, pero cuya arquitectura le da un aspecto de castillo, y así se conoce este lugar, como el Castillo de Ingeniero White o el Castillo del Puerto.”

“Siempre decimos que ahí no vivieron mis reyes, ni la nobleza, sino que funcionó como una usina eléctrica, dentro de ese gran predio en lo que era el taller de mantenimiento. El edificio es inaugurado en 1932. Hubo un periodo previo de más o menos cuatro años porque antes hasta allí llegaba la marea, era parte del estuario, así que hubo que rellenar y recién ahí empezó la construcción. En octubre del 32 se inauguró y estuvo activa hasta fines de los años ochenta. Cuando el edificio fue desguazado, fue declarado patrimonio tanto a nivel nacional como provincial junto con el taller de mantenimiento que está dentro del mismo predio, un edificio un poco más moderno, de los años cincuenta. Ahí comenzó el museo junto con la parte de la muestra, la parte de resguardo de objetos y el archivo.”

 

 “Donde se reparaban todas las turbinas, las calderas y demás partes de la central hoy funciona el Museo Taller FerroWhite. Son aproximadamente 4000 objetos relacionado con el ferrocarril. Al igual que lo que pasó con los trenes, en la década del 90 la usina fue totalmente desguazada, hasta el año 1999, 2000 todo el material fue rematado, vendido como chatarra y el taller quedó completamente vacío, sin ninguna máquina. Entonces ahí fue a parar esta colección de objetos ferroviarios que un grupo de trabajadores se había encargado de juntar a fines de los años 80 y principios de los 90 y terminó surgiendo un museo nuevo dentro de la localidad de Ingeniero White, al que le pusimos este nombre porque justamente relacionamos el tren con el puerto con las usinas y también por supuesto con la historia de los trabajadores y vecinos que habitaban y habitamos este lugar.”

Este año el museo va a cumplir veinte años así que ya tiene una trayectoria. En el 2015 pudimos habilitar dentro del castillo una sala que es donde funciona PRENDE, que es el nombre que tienen para nosotros todos los talleres que suceden en el museo. Así que es un proyecto que no se termina, de hecho también de a poco hemos ido recuperando todo lo que tiene que ver con el parque y el espacio circundante al castillo y permanentemente de alguna manera vamos ganando estos espacios para uso público.“

Para nosotros la palabra taller un poco tensiona, tal vez la palabra museo se interpreta como un lugar de cosas viejas, un lugar donde no pasa nada, pero para nosotros tiene otro significado. Nos trae por un lado al presente, un museo tiene que ver con lo que nos pasa todos los días y también con la dimensión del hacer colectivo a través de los oficios, de las actividades vinculadas al arte, de volver a pensar la historia y el presente desde nuestra localidad y bueno, implica mucha participación también de nuestra comunidad, de los vecinos y vecinas de los barrios cercanos, que diariamente se acercan a participar de los talleres y las distintas actividades que vamos proponiendo.”

Tenemos un taller de exploraciones plásticas para niños y niñas, eso sucede en los días sábados. Hay otro de molderías, costura y serigrafía para adultos, hay un espacio también vinculado con las huertas en donde ahí participó el INTA con un asesoramiento de técnicos, esto arrancó en pandemia como un proyecto de huertas familiares que se ha ido agrandando y diversificando en distintos proyectos y un poco ha ampliado también la red de vínculo que tiene el museo”.

A pesar de estar sobre la costa bonaerense, la zona poco tiene que ver con el resto del paisaje de mar y arenas. “Hay una experiencia que se llama Isla Invisible que son actividades artísticas en las islas del estuario. Tiene que ver con un proyecto que ya tiene varios años, y un poco parte de algo que nos pasa frecuentemente en Bahía Blanca, y es esta idea de que la ciudad le da la espalda al mar. Cuando empezamos a investigar y a interiorizarnos en la historia de esta localidad Ingeniero White, que es el puerto, en realidad tendríamos que decir que ese acceso al mar se ha ido perdiendo, se ha ido vedando y eso que también tiene que ver con los últimos años, las últimas décadas de la transformación neoliberal en donde ese espacio portuario se ha ido privatizando, se ha ido llenando cada vez más de empresas vinculadas con las actividades cerealeras, al polo petroquímico y ha vedado este contacto que por ahí antiguamente existía entre la comunidad y la playa.”

“Teníamos una ahí cerquita de la Usina, que le llamaban la playita del Castillo. Pero había siete u ocho balnearios más que no eran tal vez como las otras playas de la costa bonaerense porque el estuario tiene una particularidad del humedal y es una zona de cangrejales, pero un día de verano donde acá hace mucho calor, las personas teníamos la posibilidad de irnos a bañar y tener contacto con el mar. El proyecto consiste en tener la experiencia de viajar a esos espacios desconocidos que son las islas del estuario, que en realidad es un territorio tan grande." 

“ Entonces lo que se intenta justamente es sensibilizar acerca de la existencia, la presencia de esas islas y de todo el entorno ambiental que tenemos en la Bahía Blanca y es un proyecto que se fue armando en combinación con los guardaparques de la Reserva Natural de Usos Múltiples que está también ahí en Ingeniero White y que consiste en ir a pasar un fin de semana en esas islas y a la vuelta generar distintas producciones artísticas justamente que intenten valorar el patrimonio natural y cultural que tenemos y al que es difícil acceder.

Al amplio predio lo completa una edificación con aires de misterio donde funciona un café y es un lugar de encuentro. “La Casa del Espía se llama así porque originalmente ahí vivía el jefe de la central, del castillo y respecto de este primer jefe hay una historia, un rumor que circula por los vecinos de Ingeniero White, y que da cuenta que este hombre que era un alemán, que se llamaba Gustav Means, dicen que durante la Segunda Guerra Mundial vino un día la Prefectura, se lo llevaron y nunca más se lo vio ni por White ni por Bahía Blanca. A partir de ahí, empezó a circular la leyenda, que este ingeniero, además de ser el jefe de la usina, era también un espía nazi y aparentemente en la torre del castillo, que es la parte más alta del edificio, tenía un equipo de transmisión radial y comunicaba todo lo que era el movimiento portuario.”

“Pensemos que en ese momento históricamente el puerto había trabajado mucho con empresas sobre todo inglesas, entonces bueno tener un elemento ahí, y una persona alemana en plena Segunda Guerra Mundial daba para suspicáceas y a partir de ahí se generó este mito, esta leyenda que para nosotros fue una motivación de pensar que la historia también tiene que ver con estas fantasías, estas leyendas urbanas, esto que se cuenta en voz baja pero que también tiene que ver con su experiencia cotidiana. Y entonces, bueno, la Casa del Espía funciona como un café, en una planta baja y en la planta alta hay salas de muestras temporarias.”

Este lugar es el escenario justo para que se cuenten sucedidos, que difícilmente se descubra si fueron reales o producto de la imaginación, pero completan la magia de Ferro White. “Por esas historias justamente, a partir de abrir la Casa del Espía, esto fue en el año 2006 cuando recuperamos ese espacio como un café, comenzaron también a emerger estas y otras historias, algunas de ellas nos las contaron amigos ferroviarios, como por ejemplo la del hombre chancho. Dicen que en otra estación ferroviaria que había en White, que se llamaba  Garro, donde llegaban los trabajadores estibadores para laburar en el puerto, en esa estación hacia la tarde, sobre todo en épocas de otoño que oscurece temprano, se oían ruidos de cadenas y alguna vez un ferroviario, que en ese momento era chiquito, se asomó y aparentemente vio que allí habitaba una especie de monstruo, de personaje que tenía cuerpo de humano vestido de traje y cabeza de chancho y era el que producía estos ruidos y asustaba sobre todo a los chicos que volvían de la escuela o estaban jugando por la zona.”

“Esa es una de las historias y la otra también la contó otro personaje ferroviario y dice que él venía de trabajar, le había tocado el turno de la noche y volvía en tren a Ingeniero White y de pronto cuando vuelve a recordar, se da cuenta que estaba en Buenos Aires. Había pasado una cierta cantidad de tiempo sin haberlo notado, y no estaba en White, sino que estaba a 500 kilómetros, pero llevaba el diario La Nueva Provincia que acababa de comprar en Bahía Blanca un rato antes. Aparentemente fue abducido por un ovni y tuvo un encuentro con estos seres extraterrestres, hecho que tuvo mucha repercusión en varios diarios y revistas de la época." 

Leyendas urbanas o hechos reales, las historias de un ferrocarril con un pasado glorioso y el arte como argumento para rescatar lo propio son algunos de los condimentos que llenan de encanto al museo taller de Ingeniero White.  

Facebook: FerroWhite - museo taller

IG: @ferrowhitemuseotaller

Temas de esta nota