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domingo 07 de julio de 2024
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Almacén Vulcano: historia y sabores a un paso de Tandil

jueves 04 de julio de 2024

Gardey está ubicada a unos 25 km.​ aproximadamente de Tandil y 80 km de Azul en medio de una horqueta conformada por los arroyos Chapaleofú chico y grande. Para llegar al lugar hay que tomar la Ruta 226 desde la ciudad serrana, llegar hasta el acceso a poco de andar y girar hacia la izquierda. Es un pueblo pintoresco, de casas bajas y pocas calles asfaltadas, donde se respira aire puro y se disfruta de su tranquilidad. Con poco más de 1.000 habitantes, Gardey es un lugar elegido cada fin de semana por decenas de visitantes que llegan en automóvil, motos y hasta bicicletas.

Como si fuera un faro que da la bienvenida, apenas se llega, se encuentra el Histórico Almacén Vulcano. Y además de ser un lugar que nos permite volver el tiempo atrás, hay un atractivo gastronómico que cada vez tiene más adeptos: las bondiolitas al disco que prepara Juan Ignacio Liverotti, más conocido como “Panchi”. Cual es el secreto para un plato se convierta en un símbolo de un pueblo?

“Lo que sé, es que le meto mucho amor para hacerla o es todo el lugar donde se come, porque a veces comer un plato en tu casa es una cosa y cuando vas a un lugar, el ambiente acompaña mucho y eso hace que el plato tenga otro sabor.”

El almacén se construyó en 1902, lo construyó Juan Gardey, que era una persona que tenía tierras acá en el pueblo, después se construyó el ferrocarril en frente, o sea, se hizo el tren llegó en 1885, en 1902 se construye el almacén y en 1913 se funda el pueblo, o sea que el almacén es más viejo que el pueblo. Diez años después lo compra la familia Vulcano y ahí cambian de nombre, de Almacén y Tienda “Las Orquetas” como se fundó originalmente pasó a llamarse Almacén Vulcano.

Funcionó como almacén de ramos generales hasta 1997 a cargo del hijo más chico de la familia. Ahí se vende toda la mercadería que había quedado y se empieza a usar como centro cultural hasta el 2016 en que lo vuelven a abrir como restaurante o parador porque se había puesto en funcionamiento el tren turístico rural que hacía Tandil, Gardey y Vela. Hasta el 2020 lo tuvo otro dueño y en plena pandemia no se ponen de acuerdo con la dueña, me lo ofrecieron a mí, y ahí es cuando lo alquilé. Y lo pude poner en funcionamiento cuando se hace la primera apertura de la pandemia.”

Durante la primera mitad del siglo XX, los almacenes de ramos generales eran un lugar de encuentro de cada pueblo de la llanura pampeana. Lamentablemente, muchos de ellos han desaparecido, pero el Vulcano se resiste al paso de los años. “La estructura es toda original, de hace ciento treinta años atrás, tanto sea la barra como el mobiliario trasero, aunque se ha achicado un poco el salón y una parte se usa como depósito. Pero todo, todo original, tanto el sector delantero como el trasero.

El salón delantero era el almacén de Ramos Generales y el salón trasero el despacho de bebidas que cuando alguien iba a hacer las compras, las mujeres se encargaban de elegir la mercadería y los hombres se iban al otro salón a tomar la copa. Funcionó hasta el 75 por cosas que me contó la dueña, a la que a veces le saco un poco de información para interiorizarme porque la gente me pregunta. Parece que algunos parroquianos no se comportaban del todo bien con las jovencitas que iban al lugar, hasta que un día dijo: No, acá se cortó el despacho de bebida, las mujeres por un lado y los viejos borrachines por otro.”

Compartiendo el mismo edificio, otro de los motivos para conocer Gardey es el Museo de Malvinas. “En lo que es el ala trasera, como toda casa antigua estaban todas habitaciones con el baño, un patio interno en el medio y una galería que se comunicaba entre el almacén y el salón. Todo eso estaba muy venido abajo, y el dueño anterior se lo ofreció a Santiago Calvo, que hoy por hoy es el presidente del Museo, con la condición de arreglarlo y dejarlo en condiciones y así nació el proyecto. Por comentarios de la gente, se dice que es de los más completos del país y tiene muchas cosas donadas tanto por excombatientes como por familiares de gente que ha caído en Malvinas.

Muchas veces se dan momentos particulares cuando lo visita algún veterano de guerra y te cuentan la historia que les recuerda alguna de las cosas que hay allí y terminan todos muy emocionados. En el museo encontrás de todo, desde una medallita hasta un asiento de avión, un casco de piloto, trajes de combatientes, paracaídas, misiles, en el patio hay portamisiles, hay tanques de combustible. Al costado del almacén hicieron una plazita y hay un motor de un avión.”

Los visitantes van haciendo el boca en boca que ha logrado que cada fin de semana sea una fiesta. “Viene gente de todos lados, de Mar del Plata, de Necochea, de Buenos Aires, de un montón de lugares. Yo siempre me acerco a las mesas a saludar y preguntarles de donde son y como conocieron el lugar. Entre esas personalidades, este año vino el periodista Mario Massaccesi que había estado con su obra de teatro en Tandil. Y después, cayeron a firmar una película para Netflix, donde estuvieron Natalia Oreiro, Pablo Rago y Dalia Gutmann. Estuvieron todo un día, utilizando el almacén como locación.”

Entre tantos comensales que han pasado por el salón del Vulcano, hubo uno que dejó una anécdota particular. “Ricardo Iorio había venido a hacer un show a Tandil, no sé cuál fue la razón, pero se suspendió. Entonces lo invitaron del museo, porque él también le estaba muy relacionado a todo lo que la causa Malvinas, y bueno, ya me habían reservado porque iban a ir a almorzar porque era una presentación de un libro de un excombatiente, o de un escritor que había seguido la guerra.

Fueron a comer y de golpe viene una moza y me dice: Panchi, hay un muchacho de voz gruesa que me parece que me está tomando el pelo, porque le pregunté que iba a comer y me dijo morcilla o dulce de membrillo. Me asomé y era Ricardo Iorio, y el pedido lo había hecho en serio. El era así, un personaje muy especial, según me contaba uno de los chicos que andaba con él. Y si se levantaba con ganas de comer algo en especial, si no lo conseguía por ahí no comía nada. Así que ese día no quiso ni bondiolita, ni empanadas, almorzó una porción de dulce de membrillo.”

En el salón, con vista a la calle principal y la estación de trenes, los aromas y sabores completan una experiencia perfecta. Picadas, milanesas, las sabrosas empanadas o el matambrito de cerdo a la pizza conforman el menú, pero sin duda, el plato estrella es la bondiolita al disco, la especialidad de Juanchi: “A mí me gusta comer bien, entonces mi idea es brindar lo mismo, que cuando vengan a comer a mi lugar que coman rico y abundante.

Por los comentarios de la gente, lo estoy logrando porque son todos comentarios positivos. Muchos preparan la bondiola al horno, pero yo prefiero hacerlas al disco. Primero las marco cinco minutos de cada lado, después pongo toda la verdura y finalmente meto la bondiola, la verdura y empiezo a agregar vino blanco, vino tinto, sidra, cerveza y caldo. Ahí la tapo y la dejo cocinando dos horas. Yo no soy cocinero pero me gusta, fui probando un poco más de cocción, un poco menos de cocción, la distinta combinación de los líquidos y ahí quedó la receta. ¿Por qué le pongo eso? Son cosas que fui probando y me gustó como quedó, no hay una explicación.”

Además de ser el responsable del emblemático almacén, Panchi es casi un guía de turismo y recomienda cada lugar que hay que disfrutar si uno pasa por Gardey. “En el acceso tenés un arroyo donde mucha gente a la tarde va a tomar mate, va a pasar la tarde si está linda. El pueblito está lindo, tiene la estación del ferrocarril para recorrer, está el puesto de las emprendedoras que son un grupo de mujeres del pueblo que consiguieron a través del municipio una casilla rural, que la reformaron y ahí ponen sus productos, se van rotando entre ellas para vender cosas del pueblo.

Después, por la calle principal, vas hasta la plaza, creo yo que es la única plaza del país que tiene una pileta de natación en el medio para que la use la gente del pueblo en verano, como también los visitantes, se hacen la rehabilitación médica y la pueden disfrutar."

"Después enfrente tenés la Iglesia, siguiendo por la calle principal hay una fábrica abandonada de quesos, La Tandilera, que era donde recibían la leche de todos los campos, que en esa época los traían en carros y ahí hacían los quesos, los fraccionaban y los enviaban a todos lados. Volviendo por la calle principal, está el Centro Cultural La Vieja Escuela, pegadito el cuartel de bomberos, y después hay un circuito de turismo visual que hizo un artista del pueblo que se llama Pablo Orcajo, diez estampas en distintos lugares de la ciudad, así la gente que camina por las calles las va encontrando en distintas paredes de las casas, tenés caballos, liebres, perdices, mariposas y otras imágenes que tienen que ver con nuestro lugar.”

El Histórico Almacén Vulcano abre sus puertas los fines de semana y feriados y se recomienda reservar con anticipación. Su Instagram es @historicoalmacenvulcano

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