2021-07-27

Brisas en Tokio: la experiencia de un salteño en Japón que vive para trabajar

Federico Nishimaye es descendiente de japoneses y vive en Tokio. Habló con Radio Brisas sobre su visión de la cultura japonesa y su adaptación como argentino.

Es salteño y está viviendo en Japón desde diciembre del 2019. “Las expectativas eran muchas, tengo familiares viviendo acá así que es mi segunda casa. Por la pandemia se demoró siete meses la visa de trabajo. Entramos por un visado de tres meses de turista y en esos meses hacía mi visado para poder trabajar por ser descendiente. Esta se demoró y tuve que salir de Japón un día y volver a entrar. Me fui en febrero a Corea del Sur en plena pandemia”, contó Federico en diálogo con Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo.Además, explicó cómo se desarrolla en su trabajo cotidiano. “Acá soy electricista matriculado, trabajo en obras para una empresa. Son ciudades muy cosmopolitas y trabajás, por ejemplo, con un cubano que te cuenta la cultura de su país y aprendés muchísimo. Y yo soy muy orgulloso de ser de Salta", remarcó.Y se refirió a la nula interacción de los locales con Tokio 2020. "Los Juegos Olímpicos fueron una de las razones por las que me vine, no había vivido nunca esto. Todas las expectativas y lo que uno pensaba, no se va a poder hacer porque es sin público y la seguridad es muy estricta. Las olimpiadas comenzaron el viernes. Y el sábado para mí se terminaron porque no puedo ver a los atletas para alentarlos. Sinceramente le perdí interés. Un porcentaje de la población no quería que se hagan los Juegos”.Por otro lado, afirmó que “yo me fui de acá en el 2008, antes de una crisis económica. Hay mucha más apertura a los extranjeros ahora. En Salta se ven japoneses, franceses, hay una apertura donde ellos también salen a viajar y conocer nuestra cultura. A mí me gusta mucho la vida de Argentina, soy una persona bochinchera, hablo fuerte, y acá hay un respeto, tenés que bajar el volumen de voz. Con el tiempo te acostumbras, a los japoneses no los podés tocar, pero son muy amables. Extraño mi país, allá nada está prohibido”.Con respecto a su elección por vivir en Japón, expresó que “me vine por motivos personales y por trabajo. Acá tengo seguridad y estabilidad, me gustaría que haya eso en mi país. A mi no me entra en la cabeza la delincuencia y la falta de seguridad que hay en Argentina, es cultural. En agosto tenemos vacaciones, hacer un asado acá es toda una procesión, es muy difícil. Tengo amigos que viven a una hora, hora y media. No siempre podemos juntarnos por una cuestión de horarios y trabajo. La cultura de trabajo para el japonés es sagrada, viven para trabajar. Nosotros también, pero vivimos la vida”.En cuanto a la vida laboral, señaló que “el ritmo de trabajo es muy vertiginoso, hay que estar bien de la cabeza. Lo bueno es que se come muy saludable, depende de cada uno el descanso que se va a tomar. El invierno es muy frío. Yo me levanto a las seis de la mañana y vuelvo a las ocho de la noche. Uno vuelve directamente para bañarse, cenar y dormir. Acá hay una competencia por quién trabaja más y mejor. Cuando venís a Japón tenés que cambiar el chip, vivir al ritmo de ellos y como viven ellos, hacer la fila, esperar el orden que te toca. Nosotros queremos sacar ventaja. Me manejo bien con el idioma japonés. Me gusta el respeto que hay, si le preguntas algo, son muy amables y son muy estrictos con los horarios”.El verborrágico salteño confesó que “es una lucha diaria vivir acá. Me gusta mucho vivir en Japón porque cuando estas desde otro punto de vista podés ver algunos errores que cuando estas adentro no te das cuenta. Los japoneses tienen un auto de alta gama, pero andan en bicicleta y tren. Los autos son muy baratos. La vida social está muy limitada, las restricciones se cumplen a rajatabla, pero antes había mucha apertura. Tengo en mente tratar de vivir en los dos países”.En relación con la pandemia, manifestó que “tuve Covid, estuve hospitalizado y me trataron perfecto. Tenía pérdida de olfato, así que me llevaron al hospital, estuve 14 días ahí. El estado de emergencia lo controlan perfecto. No se hizo cuarentena porque los japoneses hacen caso en todo. Ha muerto más gente de suicidio que de coronavirus en el lugar donde yo vivo. Es un país de primer mundo, se trabaja con mucha responsabilidad. En plena pandemia no había nadie en el tren, parecía un pueblo fantasma. Ahora están vacunando, está todo controlado, son ordenados. Estaría bueno que en Argentina haya tenga responsabilidad social”.Por último, concluyó que en la comparación entre la cultura japonesa y la argentina “el punto ideal sería el respeto por el otro, ahí está el éxito. Ser más compañeros, tenemos que tirar todos de la misma soga sin intereses propios para que el país pueda salir adelante”.
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