¿Les está costando mucho a los chicos retomar el ritmo prepandemia en la escuela?

Quien tiene hijos chicos o adolescentes, sabe del momento difícil que están atravesando estas semanas, con el regreso de la presencialidad plena y la necesidad de recuperar contenidos perdidos. A la dificultad de retomar una normalidad desacostumbrada, se le suma ciertos hábitos perdidos de lectura y de elaboración de tareas, lo cual en algunos casos genera mayor irritabilidad y desazón.

Por este motivo, desde InfoBrisas.com consultamos a Lucía Gorricho, docente de Geografía de escuelas secundarias en Mar del Plata - autora de los libros "La Geografía del Mar" y "Frutillas" - y con una mirada particular sobre la enseñanza y la pedagogía actual.

"La verdad es que no puedo yo ser vocera de los estudiantes y decir si les cuesta en general. A mí particularmente me cuesta, y entiendo que pasar de la virtualidad, en donde se podían levantar a una hora más prudente, para pasar a levantarse en muchos casos a las 6.30 de la mañana, colectivo, temperaturas frías, es como complicado", consideró.

En tal sentido, subrayó que "ese nuevo ritmo sí es complicado", aunque matizó que "son adolescentes y también estaban con muchísimas ganas de encontrarse, de verse, de armar grupos y tener amistades, porque muchos no se conocían".

"Ahí sí me parece bueno que la escuela vuelva a ser un lugar de encuentro social", resaltó.

La deserción escolar: ¿Mito o realidad?

"La deserción escolar es muy difícil de medir para un docente, porque los grupos están armados de diversa manera, que pueden ir de 15 chicos a 35 ó 40, y no sabemos cuántos había antes y cuántos dejaron. Todavía no sabemos bien quiénes desertaron. Eso es difícil de medir pero se entiende que la deserción es mucha y que en estos momentos hay un montón de estudiantes que están en situación de repetir", puntualizó.

Al respecto, explicó que "hay muchos que no entregaron ningún trabajo, o no se conectaron. Supuestamente estarían en condiciones de repetir pero no sería este año, porque hay un binomio. El 2020 y el 2021 es como un mismo año, entonces depende de cómo aprueben ahora si aprueban también el año anterior. Además, la cantidad de contenidos fue mucho menor a lo que está en los programas".

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— Radio Brisas (@RADIOBRISAS) September 2, 2021

"Creo que uno de los impactos de la cuarentena fue la flexibilización laboral en cuanto a la virtualidad. De un día para el otro había que saber de tecnología, tener los equipos en la casa, que no todo el mundo los tiene, y quedó en evidencia eso. Había estudiantes que tenían un teléfono propio y una computadora - suya o compartida - pero que tenían acceso, y había familias en donde había una sola computadora por casa, o no tenían, o anda mal, o tiene mala conexión. Ese fue un efecto que generó más diferencias de las que ya había en el sistema", evaluó Gorricho, quien se hizo conocida por la trascendencia que generó cuando aprobó a una chica que trabajaba en un campo de la zona rural de Mar del Plata, y que decía que "no sabía nada". Incluso, tras difundirse el caso, se abrió una causa penal por "explotación laboral".

Y agregó: "Siempre hubo diferencias, porque había familias que tenían biblioteca y familias que no, pero en el caso de la tecnología, sí o sí era necesaria, porque si no tenías estabas fuera del sistema y eso pasó. Hubo gente que quedó muy descolgada y después también hubo docentes que siguieron trabajando con la misma guía, la misma dinámica de las clases presenciales, y eso tampoco funciona de esa manera. Ya que está la tecnología, hay que enseñar de otra forma, usando al máximo posible lo que tenga que ver con videos, con imágenes, con mapas, con trabajos que sean más de creatividad, de diseño, con aplicaciones, y por ahí faltaba la formación docente para hacerlo y tampoco se pudo aprovechar lo que se hubiera podido.

Para Lucía Gorricho, "se terminó acentuando más la brecha entre quienes tienen recursos y quienes no".


Clases durante los sábados

"Para mí no suma la idea de tener clases los sábados, porque no es un problema de cantidad de horas, sino un problema de calidad educativa, de calidad en los contenidos y actividades que se proponen. Poner más presión, exigir que tengan que ir un día más, lo que rompe el calendario escolar oficial que tenemos; más todo lo añadido, trasladarse a la escuela, es complejo", analizó.

Para la docente, lo importante "es que vayan a las clases cuando les corresponde y no agregar más clases, porque genera más presión todavía y no va a solucionar de ninguna manera los problemas de fondo que tenemos. Es un gasto de recursos totalmente innecesario".

"Esos recursos habría que destinarlo a muchísimas otras cosas que hay para hacer, sobre todo pensar políticas en serio de estrategias educativas que sirvan para que la escuela funcione como un espacio de aprendizaje y no solamente como un lugar en donde se va a pasar el tiempo y cumplir horario. No es una cuestión de cantidad de horas sino de calidad lo que estamos buscando", amplió.

Las burbujas y la posibilidad de trabajar con grupos más pequeños

Gorricho destacó que "una de las cosas que aprendimos cuando fue el regreso a clases con el sistema de burbujas es que es lindo trabajar con grupos más reducidos. Es lindo, es posible y es necesario".

"Si se quiere avanzar en la mejora de la calidad educativa hay que pensar en eso, que hay muchos estudiantes por cada docente. Debería haber más docentes o cursos más reducidos. Para eso se necesitarían nuevos edificios o desarrollar aún más la alternancia, es decir, la ausencia programada, que es lo que se está haciendo ahora en algunas escuelas: cómo no entran todos los chicos juntos en las aulas, hay días que se programa no ir. Eso se podría hacer en general, para que haya menos horas pero que se puedan aprovechar y no el hacinamiento en que muchas veces nos encontramos, más teniendo en cuenta las condiciones sanitarias que estamos viviendo", finalizó.