La Villa 31 se encuentra en pleno proceso de transformación

Quienes viajan a la ciudad de Buenos Aires pudieron detectar en los últimos años el constante crecimiento de asentamientos urbanos que, con una precariedad que impacta, han ganado altura superando la línea de las autopistas y aprovechando cuanto centímetro podían conseguir para dedicarlo a uno de los principales problemas con los que cuenta nuestro país como el acceso a la vivienda.

En los últimos días, Infobrisas.com pudo recorrer el Barrio Mugica, conocido también como la Villa 31 y 31 bis. Acompañados por integrantes del equipo de la Secretaria de Integración Social y Urbana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tuvimos la posibilidad de ver el avance de un proyecto que años atrás parecía imposible de concretarse y que obligaría a las 40 mil personas que viven allí a resignarse a la postergación.

El barrio es uno de tantos asentamientos en los que se trabaja para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, que en las 72 hectáreas que lo componen lo convierte en una de las poblaciones más grandes de Argentina. Pero este macizo de viviendas se amontona a pocos metros de las zonas más exclusivas de la capital del país.

Las condiciones de vida impactan en el desarrollo de cada familia y los números que revela el gobierno porteño explican que sólo 3 de cada 10 adultos que viven en la villa terminaron la escuela y 1 de cada 4 personas cuentan con una cobertura de salud.

En la actualidad, el cambio que se está produciendo es palpable, más allá de los nuevos edificios que se erigieron para reubicar a las familias que se encontraban bajo la autopista, pueden verse cuadrillas de trabajadores atendiendo la telaraña de cables que proporciona energía eléctrica,  telefonía, cable e internet en un delirio de cables que se teje en el cielo de la 31.

El proyecto de la integración social, económica y urbana del barrio en su contexto, y es precisamente eso lo que se lleva adelante desde 2015 y que está quedando en evidencia para otorgarle a los habitantes de esta comunidad los mismos derechos, condiciones de posibilidad y responsabilidades que cualquier vecino de la Ciudad de Buenos Aires.

El trabajo en este sentido se lleva adelante por medio de una estructura especializada, que tiene su propio presupuesto y avanza en diferentes frentes de manera simultánea. De esta manera, se avanza sobre la infraestructura, la problemática de la vivienda, servicios públicos, cuidado del medioambiente, acceso a la educación, atención a la salud y generación de empleo.

Todo el trabajo se realiza junto a la comunidad y este quizás sea el punto principal de una transformación que motiva a creer que es posible el cambio de un espacio que parecía un gueto librado a su suerte.

Las obras comenzaron por lo básico, cloacas, desagües pluviales, red eléctrica y de agua potable, pavimento e iluminación pública. Hoy las calles no se llenan de barro y avanza el mejoramiento del tendido eléctrico que es un recurso fundamental. Pueden verse los medidores que se están instalando y por primera vez los vecinos pagarán por el consumo de energía.



Con la remoción de las viviendas que se encontraban debajo de la Autopista Illia se ganó espacio público y ahora pueden verse plazas, zonas de recreación y  parquizado. Las nuevas viviendas que se dispusieron en el mismo barrio son bloques habitacionales con energía solar para espacios comunes y termotanques solares. Lo más importante es la regularización dominial de la tierra y los vecinos ahora pueden ser dueños de sus viviendas, con créditos blandos que les permiten acceder al título de propiedad.  Esta organización del barrio también les permitió que las calles tuvieran nombre y numeración, resolviendo un problema ancestral de ese tipo de urbanizaciones.

Por otra parte, cuando se camina por las calles del Mugica se detecta la importancia que se le da a la higiene urbana, el sistema de separación de residuos en origen es envidiable. Son los mismos vecinos, organizados en cooperativas los que se encargan de los retirar y dedicar a reciclado la basura del lugar.

Nuestra recorrida terminó donde comenzamos, en la sede del Ministerio de Educación del gobierno porteño que en plena pandemia se mudó a la Villa 31 y junto a este espacio se ubica el Polo Educativo María Elena Walsh, que cuenta con Jardín, Primaria y Secundaria, además de educación de adultos.

Para los marplatenses, la experiencia de urbanización de barrios se puede reflejar en el proyecto de Villa Evita. En total, el plan propone avanzar sobre 174 hectáreas y son 4.428 las familias que viven en el lugar en asentamientos denominados Villa Evita, Nueva Esperanza, Magnasco y Pehuajó.

Según el último estudio de la Red Mar del Plata entre Todos, en General Pueyrredon hay 114 asentamientos precarios, ninguno de la magnitud del barrio Mugica pero con necesidades de transformación similares que esta experiencia prueba que es un camino posible que demandará diálogo, recursos y tiempo que vale la pena que se dediquen.