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La experiencia espiritista de Juan Belvis que le dio vida al disco póstumo de Palo Pandolfo

domingo 07 de noviembre de 2021
La experiencia espiritista de Juan Belvis que le dio vida al disco póstumo de Palo Pandolfo

"Con una misión en el alma nacemos todos", decía Palo Pandolfo en su canción Todos Somos el Enviado. Para el talentoso músico y productor artístico Juan Belvis, su desafiante tarea fue nada menos que darle el toque final a la obra de despedida del gran poeta del rock argentino.

Por Florencia Cordero



En febrero de 2021 Palo Pandolfo visitó los estudios de Radio Brisas para contar en detalle cómo estaba preparando su nuevo disco en aquel fin de semana de carnaval que disfrutó con sus hijos en Mar del Plata antes de tocar en el Bosque Peralta Ramos. Unos meses después inexplicablemente se despedía de este mundo a los 56 años con una muerte inentendible y difícil de procesar. A tres meses de su partida salió a la luz su disco póstumo. Ese que venía trabajando con tanto entusiasmo y tan artesanalmente como había contado en esa jugosa charla en el programa Un Lugar en el Mundo.


Como un volcán creativo que se potenció en la pandemia, no paraba de hacer canciones que -sumadas a otras tantas que no habían sido editadas- conformaban un contundente material que resultaba complejo de desentrañar a la hora de elegir la lista de temas que en un principio iba a ser de 8 por pedido de la disquera y que -por su insistencia- llegó a ser de 11. "Me emperré en 11 y de ahí no me muevo. Para hacer un disco necesitás 11 temas. Un disco de 8 temas es como hacer un asado sin fuego", contaba Palo aquella tarde de su último verano marplatense mientras tramaba hacer un disco por cada género y al mismo tiempo moldeaba el armado de "Siervo". Nunca hubiéramos imaginado en ese momento que iba a ser el disco que sería editado después de su muerte.

Detrás de esta situación tan especial hay una persona que hizo que este disco sea realidad, alguien a quien Palo definía como "un iluminado" y en quien había depositado su confianza para lanzarlo en este 2021 que va a ser tan difícil de olvidar. Se trata de Juan Belvis, el productor musical de "Siervo" que compartió codo a codo ese tiempo tan particular de la elaboración de un disco que resultó tan conmovedor como movilizante y que tuvo que terminar de pulir con la esencia de Palo sobrevolando.


En la última entrevista que Palo Pandolfo dio en Mar del Plata había dejado en claro lo que Juan Belvis representaba para él. "Es una de las mejores personas que existe Juan Belvis. Mi productor. Sabe mucho, es un músico de piano, de fusión, de jazz. Toca todos los estilos de guitarra. Juan es un iluminado. Es un músico superior. Lo fui a buscar y le dije: 'Quiero que el disco lo produzcas vos' y ahí generamos algo muy fuerte", afirmaba cuando se refería al hijo del Nono Belvis y Liliana Vitale, el sobrino de Lito, el nieto de Donvi y Esther (fundadores de MIA), a quienes Palo mencionaba como sus "padres adoptivos".

Con el disco póstumo ya disponible para ser escuchado en plataformas digitales, el "enviado" reconoció que recién tuvo fuerzas para terminar el disco después de mucho llorar y hacer un duelo profundo para poder cumplir con su misión "liviano de dolor". En una entrevista cargada de sentimientos encontrados, Juan Belvis abrió su corazón en el programa Un Lugar en el Mundo de Radio Brisas para celebrar el paso de Palo Pandolfo por la vida de todos nosotros y compartir la sensación de que "hubo algo de espiritismo" en el armado final de "Siervo".

-¿Qué repercusiones estás recibiendo después del lanzamiento del disco?

-Para mí es conmovedor la dimensión que tomó. No imaginaba el suceso de las cosas. Desde un inicio sabía que me estaba metiendo en un proyecto muy profundo y desafiante. Se lo propuse a Palo en el 2013 donde hubo una unión y una complicidad artística. La mamá de mi hijo es muy fanática de Palo así que ahí tuve una aproximación total a su obra.

-Como dice Palo: "Cada pequeño detalle está conectado a otro". No fue casualidad que te entregaran toda su obra para que la descubrieras. De alguna forma queda la sensación de que vos fuiste el "enviado" para que este disco pueda salir como Palo quería...

-Hay algo bastante místico en todo. Con él las conversaciones eran siempre místicas. Eso es lo que más extraño. Esas conversaciones que teníamos en las sesiones nocturnas que se daban en el estudio de Lito Vitale. Él nos cedió el espacio dentro de lo que fue un presupuesto muy acotado y en eso Lito fue totalmente generoso como en todos los proyectos en los que se vuelve cómplice.

-¿Cómo fue todo el camino del disco?

- Al principio S-Music aceptaba el presupuesto para 8 canciones y Palo decía que no. Eran 11. De hecho, empezamos a trabajar mucho antes de empezar a pensar en un presupuesto. Con la pandemia él se vio obligado a aprender a usar el Multitrack para hacer sus demos de una manera más enriquecida. Fue una etapa hermosa porque cuando le enseñaba lo veía como un niño maravillado. Me queda la inquietud de pensar por qué no lo hizo antes porque grababa bárbaro. Quedaron cosas que él grabó. Nos dejó un montón.

-¿Cómo procesaste que vos tenías que terminar el disco?

-Yo tuve algunos duelos en mi vida con mi viejo y mi abuelo como dos referentes muy fuertes. Fue muy difícil duelar, pero hay que hacerlo. Con Palo fue el mejor duelo que tuve porque fui a fondo, pasé cuatro días llorando. Si no hubiese tenido esa educación del duelo no sé cómo hubiese seguido. Fue algo tan repentino y alguien que era un amigo además. Él venía a casa, conocía a mis gatitas y a mi hijo. Después de haberlo duelado de una manera profunda, tuve que entender que me tocaba a mí, tuve la fuerza y ahora cuando lo pienso desde la distancia me da vértigo. La primera vez que puse play a las canciones fue inquietante. Un espiritismo muy movilizador. Pero como el vínculo musical es tan trascendental, me di cuenta que ahí volví a estar con él. Fue una compañía que también tuve que duelar cuando terminé el disco.  Me sentía acompañado todavía con él. Fue un proceso muy complejo. Doloroso necesariamente. Lo valoré pero fue muy fuerte.

-¿La selección de temas ya estaba definida?

-Él me liberó y me dijo: "Vos comandá". Yo ordenaba los temas. Llegamos a un orden que coincidimos. Los órdenes de las canciones son claves para mí. Dos meses antes de que él se vaya se me ocurrió reformular ese orden. Cuando se lo mandé, me contestó: "Sí, este es el disco". En un principio yo quería que fuera un disco con él como multiinstrumentista. Como un disco solista de Paul McCartney. Al final no fue así, pero cuando ya estaba solo grabé incluso unos bajos como si los hubiera tocado él. Germán Alperowicz, el manager, me preguntó si ese bajo lo había grabado Palo. No. Era yo pero encarnándolo. Hubo algo de espiritismo.

-¿Cómo hiciste con las voces de los artistas invitados?

-No había nada, pero estaban apalabrades les invitades. La decisión fue no invitar a nadie más porque no era un disco homenaje ni nada parecido. Fueron todas ideas de Palo. Cuando empezó la pandemia, me mandó un mensaje que le había mandado Fito Paez que decía: "Palo, ¿cómo estás amigo querido? No sé en qué andarás pero contá conmigo para lo que sea". Pareciera como que intuyó algo. Le mandó el tema y Fito se fascinó. En los 80 eran amigos. Menos Fito, todes les demás vinieron al estudio. Y cada sesión fue de un nivel emocional tremendo. Cuando grabó Sofia Viola se dio cuenta de que el tema era como el recorrido de su propia vida. ¿Cómo supo? Le dio el tema que le adivinó su identidad. "¡Qué brujo!", dijo Sofi con los ojos llenos de lágrimas.

-Hubo una etapa en la que empezaron a aparecer muchas canciones, ¿cómo fue la selección final?

-La primera juntada que tuvimos después de años de estar escribiéndonos fue con total relax. Nos juntamos en su casa, charlamos y hubo complicidad. En esa sesión eran temas que le habían quedado afuera en todo su recorrido sobre todo desde el 2000 en adelante. El disco tenía 15 ó 20 temas para seleccionar. Pero cuando vino la pandemia empezó un brote creativo tremendo y me empezó a mandar unos 6 ó 7 temas nuevos que desplazaron a los demás. Eran los que tenían que ser ahora. Y fueron quedando canciones muy preciosas como La Idea que es conmovedora. Acá grabó Mora Navarro que no se quería ir. Decía: "No quiero dejar de cantar esta canción".  Y todas las personas que escuchan esta canción no pueden evitar llorar. Es algo muy increíble. Es una canción muy luminosa a diferencia del resto del disco que es como un pesar muy denso. Como muy demandante.

-¿Lo primero que empezaste a hacer con él fue el rescate de esos temas de "Intuición" que nunca se habían editado?

-Si, eran temas que estaban como huérfanos. Él eligió Fe cómo el primero para grabar porque le daba seguridad, quería que quede en un disco de una vez y le encantaba. Después grabamos Endemoniado que para él era un tema maldito. A Palo le daba miedo. "Este tema encarna una maldición", decía. Después vino la pandemia, empezó a componer y se rearticuló todo el material. Él me mandaba las sesiones y yo las editaba un poco. Cuando me llegó El Alma Partida llamé a un amigo, Juan Giménez Kuj, que produce en vivo a Nicki Nicole. Sentí una identidad afro beat. Se lo propuse a Palo y fue un amor total. Así, hicimos Tu Amor y sesiones increíbles los tres.

-Estaba fascinado con el trabajo que podía hacer con "los Juanes", decía... Se le iluminaba la cara cuando pensaba en lo que iba a ser este material. A lo místico no se le puede encontrar una explicación, pero estas cosas místicas evidentemente pasan y en la vida de Palo así fue, ¿no?

-La verdad que es tremendo. La relectura de las letras dan cierto escalofrío porque es tremendo las cosas que dice. La dimensión mística es tremenda.

-Era como amigo de la muerte...

-Claro. No lo hizo de manera tan explícita pero claramente lo articuló. Era tan intuitivo que no podía ignorar esto. Cuando nos juntamos para despedirlo con Juan Giménez Kuj, Juan Valente y Luciano Vitale, que también participaron del disco, pensamos lo que habrán sido las horas anteriores a cuando él se fue. Se le deben haber presentado cosas. Cómo habrá sido el momento en el dijo: "Chau, me voy".

-¿Qué esperás que pase con el disco y qué sentís que está pasando?

-Lo que siento es que yo lo duelé tan a fondo que cuando me metí en sus canciones de vuelta estaba liviano de dolor. Pude ir a la música directo. Volver a apreciar las canciones y vincularme para terminarlas desde un lugar de la excitación que da lo creativo. No estaba el tamiz emocional aplastándome. Cuando salió, la gente lo recibió sin el duelo y es pesadísimo. Mucha gente me dice que es muy demandante. Por ejemplo, Hilda Lizaruzu me dijo que lo escucha muchísimo. Es muy pesado por el hecho emocional pero sus canciones son de tal apertura que cuando pase un poquito la sensación de su ida siento que va a ser menos pesado y cada vez se va a valorar más. Hasta se lo va a poder bailar. Párpados es una canción para saltar.

-Él de alguna forma trataba de que no te escapes para producirle el disco... ¿Cómo fue eso?

- Yo soy medio esquivo. Pero con Palo era incondicional. Él me buscaba, pero yo no me iba a escapar jamás, sentía como una misión hacer este disco de Palo. Yo estaba ahí como un soldado. Soy esquivo y solitario por naturaleza.

-¿Qué creés que vio de tu capacidad artística para entender que eras vos la persona?

-Primero me vio como músico. Tocaba en el grupo de Lito Vitale. Nos cruzamos en una gira en Cuba. Fuimos a una playita con un grupo de 4 ó 5 personas. Con Palo empezamos a hablar y dije: “Qué buen encuentro”. Después nos fuimos cruzando en situaciones musicales. Tuvimos un proyecto que se llamaba "El club de grabación" con Luciano Vitale y Juan Valente, donde nos juntábamos en un día a grabar un disco entero reversionado en una sesión maratónica. Fue un trabajo comunitario con amigues. Después había postproducción para aprovechar todo lo que había sido grabado. Así hicimos el primer disco de Don Cornelio por idea de Frano Polosecki. Hay videos de todos los temas. Le llegó a Palo y estaba sobreexcitado. A partir de ahí nos convocó para tocar en La Plata y ahí le dije de hacer un disco y me dijo que sí. Le propuse uno de guitarra y voz que me encantaba ver en vivo y que no hay tanto en los discos.

-¿Qué otro material quedó como para poder continuar su obra?

-Sé que estaba haciendo un disco tecno con otro amigo. Me cantó canciones increíbles, medio graciosas que son espectaculares. Sería increíble darle una forma dentro de lo que él dejó. Yo tengo todos los demos de lo que él mandó para la selección de "Siervo". Son muchas canciones con guitarra y voz. Entonces ya tengo ese disco. Cuando le comenté de hacer un disco con guitarra y voz, me dijo: "Quiero ponerme a estudiar guitarra y hacerlo con rigor cuando cumpla 60". Y cuando empecé a armar un orden de todas las canciones que no quedaron de "Siervo", me di cuenta que este disco ya está hecho. Para mí se tendría que llamar "Palo Solo". Ese disco con él, la guitarra y listo. Ya dijimos con Germán Alperowicz que en el cumple de 60 lo sacamos. Como él quería. Cuando cumpla 60.

Y así el "enviado" tendrá en sus manos la misión de darle continuidad a la obra musical de Palo Pandolfo a través del tiempo. No sólo con un trabajo pulido que llega de una manera genuina desde la esencia del gran poeta del rock sino también desde la mirada artística de un "iluminado" que se convirtió en el elegido para moldear un material exquisito que será emblemático y muy significativo para la historia de la música argentina.

Escuchá la nota completa con Juan Belvis en Un Lugar en el Mundo por Radio Brisas



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