Fútbol barrial en Mar del Plata: Mirar las historias para que dejen de ser anónimas

Por Victoria Ibargüengoitia 

Elsa Poli Perafán fue la primera entrenadora mujer en llegar a un campeonato doble, ganó el torneo Apertura y la final entre campeones Apertura y Clausura de la UPCB (Unión Popular de Clubes Barriales) en 2019.

Desde el año 2017 entrena junto a su compañero Daniel grupos mixtos de fútbol. Asegura que el objetivo es que a este deporte lo vivan como un juego y no como una competencia violenta o un sacrificio.

- ¿Por qué surge la escuela de fútbol Carlos Mugica?

- La escuela Carlos Mugica surge por iniciativa de la red vecinal del barrio Don Emilio. Nosotros veníamos de una situación bastante compleja en el barrio, la escuela había tenido que estar cerrada tres meses por cuestiones de inseguridad. Por esto los chicos no tenían ninguna opción después de la escuela. No había actividades a las que pudieran acceder de forma gratuita. Al principio acordamos con la capilla que se hacían cargo de entrenar a los nenes más chiquitos y nosotros de los más grandes y al día de hoy entrenamos nosotros a todas las categorías.

- ¿Y los inicios de la escuela cómo fueron?

- Empezamos un 22 de mayo de 2017 con una pelota prestada, porque ni siquiera teníamos una propia, así que la tuvimos que ir a buscar con una compañera hasta el barrio San Jorge. Nos tuvimos que tomar dos colectivos y caminar unas cuantas cuadras para llegar a buscar una pelota que un profesor de ese barrio nos prestaba para que pudiéramos arrancar. Y así empezamos, entrenando en espacios con poca iluminación, hasta que fuimos creciendo y conformamos categorías mixtas porque nuestra preocupación eran tanto los varones como las mujeres y poder vincularlos con todas las actividades de todas las instituciones de la red vecinal.

- ¿Es importante el deporte en los barrios?

- Es fundamental para que los chicos y las chicas se conozcan y puedan compartir actividades con sus pares que por ahí son del mismo barrio y a veces no se conocen porque no van al mismo colegio o no comparten otros espacios. Entonces me parece importante que tengan alguna ocupación, que empiecen a formar la disciplina de chiquitos, la conducta, el compartir con el otro. El trabajo en grupo es fundamental para toda la vida, no solamente en un deporte grupal como es el fútbol en nuestro caso, sino pensar siempre en el equipo y no solo en cada uno como jugador.



- ¿Cómo impacta el fútbol en las chicas y los chicos que viven en los barrios más alejados del centro?

- El fútbol es un deporte popular que permite que cualquiera esté en condiciones de jugar. En los entrenamientos lo que hacemos más que nada es trabajo físico y dialogar mucho con los chicos y las chicas. Así, el mismo grupo que eligen para jugar en la cancha, es el mismo que eligen en la escuela para hacer las tareas. Esto también los ayudó a acercarse, algunos por ahí eran vecinos y no se conocían ni compartían nada y con la escuela de fútbol ya se empezaron a formar esas amistades dentro y fuera de la cancha. Ese acercamiento, de cierta manera, impacta muy positivamente porque genera lazos de acompañamiento en lugares donde muchas veces se viven situaciones muy difíciles y que tener un apoyo detrás se vuelve primordial.

- ¿Cómo sostienen las actividades de la escuela?

- Siempre contamos con el acompañamiento de las mamás y en un momento al estar recorriendo distintas canchas bastante alejadas, por no tener cancha propia, ellas plantearon la inquietud de que también querían jugar. Así surgió el equipo de Femenino Libre, el equipo de las mamás, las tías, las hermanas mayores. Luego también surgió la Quinta que en su momento eran chicos de 18 y 19 años y la Primera que eran de 20 años en adelante y ahí participaban los padres, los tíos y los abuelos. Entonces, al ser una gran familia y tener muchos adultos podíamos hacer rifas y en cada entrenamiento llevábamos una especie de kiosco móvil donde íbamos recaudando para poder comprar los materiales.

- ¿Aparte del fútbol, abordan otras temáticas?

- Sí, con las categorías más grandes mayormente trabajamos lo que tiene que ver con la violencia dentro de la cancha, dialogamos mucho para disminuirla y nuestro objetivo principal tanto con grandes como con chicos, es hacer ver el fútbol como un juego y no como una competencia violenta o un sacrificio. Si ganamos, bien, si no es una experiencia más. Con los más chicos también trabajamos sobre esta temática, pero tratamos de hacerlo a través del juego. Algo que ayudó mucho es que las chicas empiecen a tener espacios de participación con voz dentro de las canchas, esto fortaleció mucho el trabajo en equipo y la empatía entre pares. Nos parece fundamental poder brindarles este espacio desde su propia comunidad.