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Ejemplos de pasión y compromiso: cinco mujeres que son madres, trabajan y juegan al fútbol

sábado 25 de diciembre de 2021
Ejemplos de pasión y compromiso: cinco mujeres que son madres, trabajan y juegan al fútbol
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son madres, trabajan y juegan al fútbol en Mar del Plata. Son cinco ejemplos de que, si se quiere, se puede, porque a pesar de sus obligaciones, se organizan para poder ir a entrenar y jugar cada fin de semana.

Agüero lo hace en Quilmes, Vitale y Duarte en Kimberley, Guevara juega en Banfield y Robles en el último campeón Urquiza. Allí, estas cinco Leonas muestran compromiso y pasión para dejar atrás cualquier barrera. InfoBrisas.com recurrió a ellas para conocer sus historias.

Florencia Agüero: “La lucha por la igualdad es constante”

Juego desde que tengo memoria. Luis, mi hermano 3 años mayor, jugaba de 5 y era un crack. Se me vienen a la mente muchos recuerdos jugando con él”, dijo la delantera sobre sus inicios.

“Tenía 11 años cuando mi papá me llevo al club de Laguna de los Padres. Había poquitas nenas, casi no existía el fútbol femenino, jugábamos contra chicas mucho más grandes y por eso dejé de ir. Hace 10 o 12 años que volví a jugar en cancha chica. ¡Qué divertido era, por favor!”, recordó la goleadora que con su voz de mando se transformó en una referente del Tricolor.

“En un torneo conocí a Damián, mi DT de siempre, una persona muy apasionada por lo que hace. Empecé a jugar en cancha de once con su equipo, hoy mi equipo. Aprendí muchísimo y sigo aprendiendo en cada entrenamiento y partido”, contó quien además formó parte de Kamikazes antes de la fusión con Quilmes para jugar en la Liga Marplatense.

Sobre el presente de la actividad y la lucha constante por ganar espacios y eliminar el machismo, quien es profesora de Matemática reflexionó que “ha crecido muchísimo en este último tiempo. Y cuando hablo de crecimiento me refiero a un abanico muy grande de cuestiones. Desde la mirada de las personas cuando les cuento que practico este deporte, hasta su profesionalización en 2019. La lucha por la igualdad es constante y aún falta mucho recorrido que estamos dispuestas a transitar”.

“Por ejemplo, todavía no nos podemos bañar por no haber vestuarios para mujeres. También muchas veces se ve machismo en las respuestas de árbitros varones. Son cosas que tenemos que cambiar y vamos a cambiar”, explicó quien además trabaja en CEAL, dando apoyo escolar a personas con hipoacusia, “a quienes amo con todo mi corazón”. También, Agüero se desempeña profesionalmente en Hogares Infantiles y Sociedades de Fomento ayudando a estudiantes de diferentes barrios o sectores vulnerados.

A la hora de referirse a la organización cotidiana para poder hacer todo, Flor destacó “el apoyo incondicional de mi familia para que yo pueda ser feliz. Mi mamá, mi papá, mi novio y mi hija Catalina me ayudan”.

Sobre su hija, contó que “Cata entrena conmigo y va todos los domingos a la cancha, es mi gran compañera. Mis viejos siempre están en la tribuna y mi hermana adentro de la cancha conmigo. Es algo que compartimos en familia y eso lo hace más hermoso aún”.

“Ojalá todas las personas puedan hacer, aunque sea un ratito de sus vidas, algo que los apasione y sean apoyados incondicionalmente por su entorno. Se siente muy lindo”, concluyó.

Al ser consultada sobre una imagen o momento que vincule el fútbol con su hija, Agüero describió: “me quedo con la imagen de ella corriendo hacia mí, gritando “¡Mamiiiii!”, en el entretiempo para darme un abrazo, o cuando me hace masajes o jugamos a la mancha en esos pocos minutos antes de que empiece el segundo tiempo”.

“Jugar al fútbol es mi pasión y mi cable a tierra. Lo hago con mucho compromiso y responsabilidad sabiendo que esto es un trabajo en equipo y que cada una de las que lo formamos, somos una pieza fundamental del mismo”, cerró.

Marianela Vitale: “Me olvido de los problemas y del mundo”

“Arranqué de grande a dedicarme un poco más de lo que es un hobbie que tuve siempre. De chica jugaba, pero me dediqué mucho más al vóley. El fútbol me gustó toda la vida, pero antes no había tanto como ahora”, dijo la goleadora sobre sus inicios.



Sobre el presente, contó que “hoy en día estoy en Kimberley, que es el club donde arranqué y del que me fui por el machismo que había, era muy desigual todo. Cuando se fue el director técnico llegó un señor que era 120% machista. Entrenábamos en un espacio muy reducido que no tenía ni pasto. Hoy en día jugamos en la Cancha 1, lo que antes era un sueño. Todavía falta, pero podemos disfrutar del hermoso predio y es un placer para nosotras”.

Al referirse a su organización de la rutina, la ex Boca y Urquiza dijo que “muchas me odian porque lo puedo hacer, pero sé que es muy difícil. Siempre tuve laburos de tiempo reducido, pero se me complicaba en lo económico, entonces es siempre un balance entre lo que ganás por mes y lo que querés hacer. Este año tuve un trabajo de más horas y se me complicó entrenar, por eso no terminé muy bien físicamente, aunque siempre traté de hacerme el espacio para ir”.



“Es muy duro poder mantener una regla en el horario laboral y de deporte. Pero siempre las ganas están y tratamos de dar lo mejor”, agregó.

En otro pasaje de la charla, la delantera se refirió a la situación de Alma, su hija de 9 años y cómo compatibilizó la maternidad con el fútbol. “Siempre la acostumbré a que viniera a entrenar conmigo porque si tengo que esperar a ir los días que no estoy con ella, se me haría imposible hacer cualquier deporte. Desde muy chiquita la acostumbré, aunque me costó muchísimo. Al principio cortaba cada 10 minutos de entrenar porque se ponía a llorar o quería ir al baño. Fue muy duro. Hoy en día está acostumbrada y es como su segunda casa. Va y disfruta del aire libre como yo de entrenar”, contó.

Al elegir un momento entre Alma, ella y el fútbol, Vitale describió que “cuando me pide que le dedique un gol es el momento más lindo, que pueda compartir algo que yo amo tanto hacer, y que lo festeje y tenga la misma felicidad que yo”.

Sobre lo que significa el fútbol, Vitale reflexionó que “es mi cable a tierra, es un escape a mi vida cotidiana, una descarga. Me olvido de los problemas y del mundo cuando estoy dentro de la cancha. Me voy mucho más aliviada. Es una elección y un estilo de vida”.

Cecilia Duarte: “Prefiero quedarme con lo que hemos progresado”

“Empecé para acompañar a mi hija, que pasó por handball, voley, patín artístico y danza. Cuando se enteró que en Kimberley hacían fútbol, allá fuimos”, relató la defensora de 43 años.

“Durante dos meses ella entrenaba y yo tomaba mate y comía, pero tanto su insistencia como del técnico me obligaron a probar, total no perdía nada y desde ese día no paré hacerlo”, agregó.

“Kimberley me abrió las puertas, no importó la edad ni el hecho de que nunca haya tocado una pelota en mi vida y menos con el pie”, reconoció la empleada municipal que trabaja de lunes a domingos de 8 a 16.

Sobre los espacios de las mujeres en el deporte más popular del país, Duarte analizó “el ambiente es en demasía machista y no importa el club, aunque de a poco se van logrando cambios. Se nota en la disposición de las canchas tanto para jugar como para entrenar, en la indumentaria, en el pago de la cuota ya que las mujeres de Primera División pagan y los hombres no”.



“La participación en Liga es diferente para las mujeres y puedo enumerar mil cosas más, pero prefiero quedarme con lo que hemos progresado, hoy hay varios clubes en Mar del Plata que tienen fútbol femenino, tenemos nuestro torneo, hay escuelitas y clubes barriales que tienen equipos y con el transcurso del tiempo vamos a seguir conquistando derechos para que sea todo un poco más equitativo”.

A la hora de organizar sus tiempos, Cecilia, que encabeza el proyecto del fútbol femenino en SMATA, reconoce que es “una privilegiada”.

“Tengo un gran compañero que cocina, ya que odio hacerlo. Y en esas dos horas entre que llego del trabajo y voy a entrenar me convierto en pulpo y trato de hacer las cosas de mi casa. Pero es un trabajo de equipo el nuestro, así como en fútbol”, detalló.

Sobre la elección de momentos junto a su hija Nadine, de 18 años, Duarte contó que “hay uno que es mágico, el 7 de octubre del 2018 fue mi cumpleaños, debutó mi hija en Primera e hice un gol. Es inolvidable. Hacer lo q más te gusta y compartirlo con tu hija no es algo que se pueda olvidar fácilmente”.

Cecilia, que además es mamá de Nacho de 24 y Lucía de 22, contó que “Dios se llevó” a su cuarto hijo “pero me lo devolvió en demasía, ya que en el club tengo hijas, nietas y hermanas, me dicen abuela y también mamá y eso me llena de orgullo porque no solo somos un equipo de fútbol, somos familia”.

“Fútbol = Felicidad. Lo puedo definir en una palabra, es el lugar donde me siento feliz, plena, donde me olvido de todo, donde me siento una adolescente, donde me siento mamá, abuela, amiga y siempre encuentro esa alegría infinita”, dijo Cecilia.

“Y no quiero dejar de mencionar que Kimberley me abrió las puertas sin importar nada, me formó y me forma en la técnica deportiva, que Cristian Crotta me apoya, me ayuda, me aconseja en todas las locuras que se me ocurren como por ejemplo lo de SMATA, que me abrió las puertas para estar presente de otra manera”, agradeció.

“Eso es lo lindo del futbol femenino, que todas juntas podemos hacer grande a esta disciplina. La unión hace la fuerza y solo deseo que en eso no nos parezcamos al fútbol masculino así podemos crecer”, cerró.

Mariela Robles: “El deporte me sacó adelante”

“Arranqué porque mi marido armó un equipo de fútbol femenino en el barrio. Me gusta mucho el fútbol porque mi papá jugo en casi todos los clubes de Mar del Plata, era muy conocido y se ve que está en mis genes”, contó la defensora de Urquiza.

Sobre sus actividades, dijo que por la mañana hace estampados en su casa, trabaja seis horas, luego realiza “los quehaceres normales de cualquier mamá” y durante todos los días entrena atletismo y martes y jueves fútbol en doble turno.



Sobre el atletismo, Robles reconoció que la ayudó “a ser más rápida dentro de la cancha y poder jugar mejor, al estilo europeo, subís y bajas, porque juego de 3 y subo hasta los córners”.

Mariela tiene un hijo varón que se llama Guillermo, de 21 años, y Guadalupe, de 16, que juega con ella en la Primera de Urquiza. “Ambas somos zurdas”, acota.

“Los mejores momentos se dan cuando podemos jugar juntas, es lo más emocionante como madre. Aunque tengo que aprender a no ser tan mamá dentro de la cancha y dejar que ella juegue a su manera y que se desenvuelva con su propio estilo de juego”, reconoció.

El fútbol, para Mariela, es un “cable a tierra” ya que perdió a su marido en un accidente hace 5 meses “y se me hizo cuesta arriba, pero el deporte me sacó adelante. Entreno para cansarme y no tener tiempo para pensar y calmar su ausencia. Fue él quien me impulsó desde el primer momento”.

El 2021, para Robles, es un año excelente en lo deportivo ya que “bajé mis marcas personales y salí campeona con Urquiza”.

Yesica Guevara: “El fútbol me dio unas amigas hermosas”

“Arrancamos con un grupo de amigas vecinas a jugar en el torneo Barrial, con el equipo de Cacatúas, hace 12 años”, dijo la delantera que hoy se desempeña en Banfield, al referirse a sus inicios en el fútbol.

“Me encanta el fútbol, con todos los hermanos que tengo no podría no gustarme, tengo 12 hermanos”, reconoció quien dentro de la cancha, desde su posición alienta y ordena a todo el equipo.

A la hora de hablar de su organización diaria, en la que compatibiliza sus trabajos de estética en el barrio Alfar y en la carnicería de su hermano junto a su pasión por el fútbol, Yesica explicó que “me hago un tiempo. Si realmente te gusta, te vas a hacer tu espacio”.

Al referirse a Evelyn, su hija de 16 años, con quien comparte la parte de ataque en la Primera de Banfield, Guevara contó que “es un privilegio jugar con ella en donde sea, me emociona el alma verla jugar”.

“Cuando hace un gol o un buen pase le gritó ´¡bien hijita de mami!´. Estoy muy orgullosa. Adentro de la cancha me hace lagrimear”, reconoció quien también es mamá de Enzo de 11 años.

Sobre el fútbol, Guevara contó que en este momento lo toma “como un disfrute total con todas las chicas, me divierto mucho, me río, la paso bien y seguimos la mayoría de las Cacatúas juntas y eso llena mi corazón. El fútbol me dio unas amigas hermosas”.

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