La agenda política de General Pueyrredon deberá ir filtrándose próximamente entre las rendijas que permita la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Muchos temas prioritarios que se fueron sumando en estos últimos seis meses, aguardando que las distintas miradas partidarias tuviesen cierta libertad como para maniobrar entre la pandemia, presionan fuertemente desde la propia realidad.
El Gran Mar del Plata sufre hace varios años el látigo de la desocupación y una subocupación que no logra poner a flote a vastos sectores sociales.
La pobreza y la indigencia son el resultado directo y tangible que deja esa marea nunca manejable y mucho menos analizada.
Un consejo económico y social es indispensable para que todos los vectores de la producción y el trabajo acuerden ante la mirada del Estado, el que deberá poner todas las herramientas disponibles sobre esa gran mesa de debate.
Las obras de infraestructura tienen que lograr pasar del plano dibujado y del discurso político, generar trabajo y proyectar una actualización de una gran urbe cercana al millón de habitantes.
La reestructuración del transporte público ya era urgente décadas atrás, por lo que se hace imprescindible que el tema sea debatido por el Concejo Deliberante y que el Departamento Ejecutivo baje rápidamente el nuevo pliego de licitación.
La seguridad del distrito requiere de un análisis profundo y de un entendimiento con la provincia para que se determine la cantidad de efectivos de la Policía Bonaerense, además de redefinir la figura de la Policía Local como puente de cercanía con los vecinos.
El desafío que viene significando la pandemia de Covid-19, nos pone en la obligación como sociedad de rediseñar aquellas soluciones sanitarias que surgieron como fallas en este cuadro de emergencia.
El municipio debe liderar una serie de replanteos ante los gobiernos provincial y nacional, poniendo en contexto la importancia que General Pueyrredon tiene en el sudeste bonaerense y las necesidades operativas que esta responsabilidad conlleva en sí misma.
Los barrios siempre esperan respuestas y un plan de pavimentación y puesta en valor que nunca se termina de consolidar en un presupuesto que tiene a la recolección y disposición final de residuos como el principal contrato de la municipalidad.
Redefinir la TSU, plantear un Código de Ordenamiento Territorial y Ambiental, y lograr finalmente la recategorización de las tarifas de gas también se imponen en una agenda política que fue absorbida por la pandemia y que ahora precisa de una activación inmediata.-
@danieltemperoni