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7 historias de Charly García en Mar del Plata para festejar sus 70 años

sábado 23 de octubre de 2021
7 historias de Charly García en Mar del Plata para festejar sus 70 años

, símbolo de la música argentina, cumple este sábado 23 de octubre 70 años. Como Mar del Plata fue el sitio de muchas presentaciones y vivencias, es que decidimos compilar en InfoBrisas.com siete anécdotas suyas en nuestra ciudad. Desde presentaciones íntimas, hasta las excentricidades que lo hicieron famoso. Desde historias tiernas, hasta momentos incómodos. Un Charly García puro.

1- Un show único, desde la medianoche hasta las 7 de la mañana, para quince personas

Agustín Marangoni, ex jefe de Espectáculos del diario El Atlántico, le realizó varias entrevistas a Charly y supo acompañarlo en algunas de sus recorridas por la noche marplatense. "Lo entrevisté tres veces en Mar del Plata y una en Buenos Aires. Una de esas veces, quede en buenas relaciones con uno de los clubes de fans de Charly", nos cuenta.

"Por ese entonces, habían armado un bar que se llamaba ´García & Cía´, y me preguntaron si podía armar un nota en el diario. En ese momentos, en el año 2002, sin tanta preponderancia de las redes sociales, publicar te aseguraba que mucha gente lo leyera. Les dije que lo iba a publicar y me agradecieron mucho, enfatizando que pasaban a deberme un favor", detalló.

Tras esto, "a los 15 días me llaman y me dicen que va a venir Charly a tocar al bar. ´Venite con un amigo, pero venite preparado. Puede venir, tocar y que salga todo bien; puede venir y romper todo o puede no venir. Si aparece, es un éxito´, me señalan y terminé yendo".

"Una vez allí, seríamos 15 personas y se corría la bola de que iba a venir. En ese momentos no existía el concepto de lo viral, salvo por mail. Así, estuvimos una hora, descreyendo de que pudiera aparecer, pero más a o menos a las 11.30 frena un auto negro, se baja un tipo alto, tapándose la cara, y entra. Era Charly García. Saluda y se sienta en una mesa con un manager o un productor. En ese momento, él no había venido a la ciudad por ningún show, sino que vino a estar con amigos. Entonces, el dueño del bar se acercó despacito a cada mesa y nos dijo ´ni lo miren, ni le hablen, que se sienta cómodo´", confió Marangoni.



Y agregó: "Charly levantó la mano, pidió un whisky y que pongan un tema de los Rolling Stones, porque en ese momento estaba muy fanatizado con la viola de Keith Richards. Siempre le había gustado, pero en esa época esta particularmente fanatizado, e incluso contó que estaba en tratativas para tocar con él algún tema. Él lo que decía era que además de la música que hacía, era de las pocas personas en el mundo que tenía las manos como él. la cuestión es que se tomó unos whiskies, estuvo tranquilo, hasta que dijo ´Dénme una guitarra´. Le alcanzaron una, y empezó a tocar arriba de los temas de los Rolling Stones. La verdad es que los hacía iguales. Nosotros lo miramos y ya nos dábamos por hecho, lo habíamos visto tocar. Entonces se levanta y dice que se va a ir, que va a volver a tocar y pidió que le despejen el escenario, porque iba a traer todos sus instrumentos".

"Nosotros lo vimos subir al auto y nos dijimos ya está, no vuelve más. Suficiente por hoy, Ya la anécdota era buena, porque lo habíamos visto tocar unos temas, cómo entró con el sobretodo, y haberlo visto de cerca. Entonces nos quedamos tomando unas cervezas, y a la media hora, cuarenta minutos, vuelve el auto y empiezan a bajar equipos, un teclado, un bajo, un pie de micrófono, un micrófono, una consola. Ahí entra Charly, ya sin sobretodo, y empieza él a enchufar todo. ´Les voy a mostrar lo que tengo preparado para mi próximo disco que se va a llamar Influencia´, afirma. Ahí empezó a mostrar las bases, las guitarras, los teclados, todo lo que tenía hecho. Y contaba que iba a usar tal o cual base, y empezó a mezclar el disco en vivo, ahí", amplió.



El periodista recordó que "la primera canción que empezó a tocar fue Influencia. Todavía no se había editado y no la había terminado. El decía que dudaba de meter tal palabra u otra. Después hizo otras canciones de él, hacía medley de su propia cosecha. También tocó canciones de los Beatles, de los Who y de los Rolling Stones. Iba hablando en el medio y se ponía a elogiar mucho a los violeros, especialmente a George Harrison y a Keith Richards. También hizo alguna canción de Spinetta. Recuerdo que estaba recopado con The Byrds y contaba como una nota usada en una canción en 1968 había sido usada años después, cómo se iban influenciando, así comos los riffs. Ahí veía uno como el oído y la cabeza musical de Charly son una cosa impresionante. En un momento le pedíamos canciones, con mucho respeto. Él nos preguntaba qué queríamos escuchar."

"La noche se hacía larga y los dueños bajaron las persianas. Era como un Charly íntimo, para las 15 personas que estábamos ahí. Realmente fue una locura, porque en un momento había que irse pero seguíamos allí. De hecho, cuando levantaron la persiana, ya era de día y veíamos a los repartidores, todo el movimiento habitual de una mañana en Mar del Plata. Habrá empezado a las 11.30 de la noche y nos quedamos hasta las 7 de la mañana ahí", finalizó Marangoni.

Consultado por las sensaciones que vivió, remarcó que "fue inolvidable haber compartido esa noche con Charly. Es el 1, evidentemente Charly es el 1".

2- El sillón de Charly y Bush

Hay un sillón en Mar del Plata que tuvo solo dos ocupantes. Charly García y George W. Bush, ex presidente de los Estados Unidos. La increíble historia la cuenta Daniel Sanguineri, más conocido como "Cocucha", uno de los propietarios de Abbey Road y de largo recorrido en el detrás de escena del rock en nuestra ciudad.

"Hicimos doble fecha con él en Abbey Road en la Semana Santa de 2008. Y fue una anécdota tras otra. Para empezar, él llega a Mar del Plata en limusina, desde Buenos Aires. El chofer de la limusine era el cantante de Volcán. Los músicos, asimismo, venían de Chile y hacían Ezeiza - Mar del Plata", detalla.

[caption id="attachment_349869" align="alignnone" width="604"] Charly García en el sillón que usó Bush (Foto: Gentileza Abbey Road)[/caption]

Y continúa con el relato: "Lo que más recuerdo es que lo primero que hace es pedir un teclado, así que pasa por Daiam y compra uno. Ya en el hotel, rompe el teclado, lo desarma y pide La Gotita para volver a pegarlo. Lo pega, lo deja secando y sale a recorrer el hotel. Allí lo llevan a una habitación en donde estaban todos los sillones en donde se sentaron los presidentes durante la Cumbre de las Américas. Cada sillón tenía la chapita con el nombre del mandatario que lo había usado. A él se le antojó usarlo en el show, le dijeron que no, y terminaron sacando de contrabando el sillón. De hecho, quedaron en las cámaras de seguridad las grabaciones del momento en que se lo llevaban. Después, quedó registrado cómo tocaba en Abbey Road con ese sillón, e incluso dijo durante el recital ´Este sillón los únicos que lo pudimos usar fuimos George y yo".

"La otra cuestión, que era la del teclado, es que a la noche, cuando lo fueron a buscar, le había puesto tanto pegamento que quedó adherido a la mesa, con lo cual tuvieron que llevar la mesa ratona de mármol del hotel también. Una cosa de locos", completa "Cocucha".



3- La pelea por el cartel

Uno de los shows más esperados del verano de 2003 era el que iban a dar Charly García y Fito Páez en el Polideportivo Islas Malvinas. La unión de estos dos grandes artistas estaba prevista sin inconvenientes, pero llegado el momento, las cosas no resultaron tan fáciles. Pablo Baldini, productor del recital y de larga experiencia en el rubro, cuenta lo que tuvo que transpirar para lograr que Charly se suba al escenario.

"La cartelería decía Charly y Fito, y ya teníamos todo armado y todo probado. El tema es que se terminó enojando por la gráfica. Ahora, en el recuerdo, me hace dudar qué es lo que quería. La cuestión es que dijo que toque Fito solo, se fue a dormir al hotel, y no lo levantaba nadie", relata.

[caption id="attachment_349673" align="alignnone" width="720"] Charly García en Gap (Foto: Gentileza Pablo Baldini)[/caption]

Ante esta situación, "me fui al hotel, a ver qué hacíamos. Fito ya estaba por salir y seguían las dudas. La cuestión es que pidió que lleváramos el living entero de la suite al Poli. En ese momento, estaba en Manantiales, así que hablamos con el encargado, que era un amigo, también tuvimos que hablar con Hernán Lombardi (el dueño), y lo que hicimos fue decirle que la habitación se iba a llamar Charly García. Después, tuvimos que contratar un flete y llevar todo, cama, mesa, sillones enteros, los veladores. Y la verdad es que luego fue un show increíble".

4- Mar del Plata, sede del primer encuentro en vivo de Charly con Soda Stereo

Gustavo Cerati contó que la primera ocasión que compartió un escenario junto a Charly García fue en nuestra ciudad, y lo relata así, de manera muy risueña: "La primera vez que tocamos juntos fue cuando Soda Stereo presentó Nada personal en Mar del Plata. En un momento escuché unas notas que estaban como en cualquier lugar pero que tenían una potencia inusitada. Cuando me doy vuelta, lo veo a Charly sentado en los teclados de Fabián Quintiero", aseguró.

Cabe remarcar que el disco debut de Soda estuvo a punto de ser producido artísticamente por García, y la relación creativa entre ellos fue cercana. Gustavo Cerati participó en el ámbul Tango 4, en el tema "Vampiro", y también es recordada su dueto con Fabiana Cantilo en "Eiti Leda", del disco "Inconsciente colectivo".



El líder de Soda Stereo siempre tuvo una opinión elogiosa hacia Charly: "Su música me empezó a gustar con La Máquina de Hacer Pájaros. Uno comienza a prestarle atención a los artistas cuando hacen mutaciones interesantes y jugadas. Serú Girán también tuvo momentos muy grossos, pero el auténtico Charly apareció con su primer disco solista. Mucha gente elige Clics modernos como el gran disco de García; sin embargo, Yendo de la cama al living es su obra cumbre. Después ya tuvimos una relación más de pares, porque yo conocí a Charly a través de Zoca -expareja de García-; a ella le gustaba mucho lo que hacíamos en los primeros años de Soda. Y Charly, de alguna manera, a través de ella vio lo que estaba sucediendo con Soda”.

Fuente: Anecdotas Garcia

5- Hablando a tu corazón marplatense: Charly García en "La Feliz", en primera persona

“Primero fuimos teloneros de Marilina Ross y Gian Franco Pagliaro, luego tocamos mucho en el Diagonal. Fuì el mayor de la familia que veraneaba todos los años en Mar del Plata. Me parece que el Torreón lo hizo mi abuelo o bisabuelo. Era otra Mar del Plata. Iba a la Bristol y eso ahora no se puede pero en una época era fino. Me acuerdo del Broadway, que en un recital le dije a un pibe ´sos más grasa que una milanesa´ y quedó, de ahì salió.

También me acuerdo de un buen “paga Dios” que hicimos con María Rosa, creo que en el Barrilito o en uno de esos de la calle Belgrano. Estaban haciendo una zanja en el pavimento y cuando el mozo nos corrió saltamos el montículo de tierra y la zanja y el mozo se cayó, fue genial. Extraño el puchero de Ambos Mundos.

Lo del surf y eso todavía no lo entendí pero era muy bueno tirándome de la punta de las escolleras cuando el mar estaba bajito y eso me sirvió de entrenamiento para este último salto.Con Nito estábamos re contentos en una pensión por la calle San Luis y estaba el negro Julio –que era como un bebé de otro planeta-, Susan Ferrer, Litto Nebia y Los Huinca, todos juntos, yo no lo podía creer. Lito a modo de presentación cantó “Vamos negro/ fuerza negro”. Tocábamos en unos teatros de la calle Santa Fe, Rivadavia y en el Diagonal. Los Huinca - que era el grupo de Lito Nebbia, Moro y Cacho Dalfase- hacían cada una! Meaban en los vasos, se ponían candados en las hebillas de las camperas y no iban a la playa. Yo sí iba a la Bristol, a Playa Grande y por Nito a Punta Mogotes y Peralta Ramos, pero no me gustaba mucho por el olor a pescado.

[caption id="attachment_349753" align="alignleft" width="300"] Charly García en Mar del Plata (Foto: Gentileza Club de Aliados MdP)[/caption]

Otra cosa de la que me acuerdo es del Waterland, donde vivíamos con Los Twist. ¿Estaba hecho sobre basura, no? En Mar del Plata aún faltan teatros, estaban buenos el Opera y el Tronador que daba para los íntimos y tenían barcitos. ¿Y el Superdomo? Tengo que comprar el Hermitage, vaciarlo y hacer ahí mismo un estadio. Tiene un lindo teatro, ahí toqué con Sandro, pero las habitaciones no tienen buenas persianas. un día quería dormir pero con el sol que entraba no podía, entonces me metí adentro del ropero, cuando entró la mucama y me vio, flipó. El Bisonte es buenísimo y el Sheraton no me gustó, los tornillos no están super ajustados y los cajones tiene aserrín.

Me gustaban en la época de Los Gatos los festivales en el Instituto de Investigación Submarina o como se llame. En Playa Grande había como un patio y la gente iba ahí, como en el Torreón. Ahí Los Gatos presentaron Beat Nº 1. Venían de Estados Unidos con los equipos nuevos, órganos Hammond y mucha capelina, tocaba Pappo y eso me gustó vivirlo. Por ahí estrené un sintetizador Minimoog. En un recital. al no saber manejarlo bien se quedó colgado en un sonido y no lo podía parar, me levanté, fui y lo desenchufé.

Me acuerdo de Alunar pero no mucho. Sí me acuerdo de la Masturbanda. Me gustó mucho la etapa con Pedro y Pablo, íbamos del Olimpia de acá e hicimos una temporada muy larga, mucha buena onda, el clima, Cantilo. Lo que pasó fue muy significativo porque el dúo Sui Generis se formó ahí, porque cuando se fueron Los Huinca cayeron estos hippies en la época de Conesa, Padre Francisco, con cuero, perros y muchos porros. Ahí el bajista -hijo de un juez- se asustó y se escapó. Sin bajista no podía haber baterista y con Nito nos la bancamos y nos presentamos solos. Tocamos lo mismo de siempre y encantó. No teníamos nada. A veces las cosas simples o entendibles, o la mèdula del tema, gusta màs que tanto arreglo y letra que no se escucha".

[caption id="attachment_349747" align="alignleft" width="281"] Charly García en la rambla de Mar del Plata (Foto: Gentileza Club de Aliados MdP)[/caption]

Este relato lo escribió Gabriel Nannini, tras mantener varios encuentros con el cantante, en su libro "Rock ´n rolleando Mar del Plata". Gabriel es el presidente del Club de Aliados, el primer fan club de Charly García. En diálogo con InfoBrisas.com, da detalles de cómo fue su fascinación por Charly García: "Lo escuché ni bien salió Vida, a los 9 años, y me llegó al corazón de una. Después en el 81 lo conocí cuando me clavó la mirada tocando ´Bicicleta´ con Seru Giran, en el teatro Tronador", detalla.

"En el 84, en un recital de Bob Dylan y Santana, en el mini estadio del Barcelona, lo vi cuando estaba en el césped, junto a Celeste Carballo y Daniel Grinbank, que no los conocía nadie. Yo tenía una remera de Mar del Plata y le dije, mientras me temblaban las piernas, que era de acá, y me dijo que le encantaba, que siempre venía acá de chiquito. Después me firmó un par de discos en el hotel Bisonte", agrega.

Consultado acerca de cuándo surgió el fan club, contó que "en el 94, cuando hizo ´La hija de la lágrima´ , pensé cómo podía ser que no tuviera un club de fans. Escribí a la revista Pelo, a ver si había alguno, me dijeron que no y lo hice".

"A él le encantó. Tuvimos mucho contacto. Lo primero que le pedí fue que me firmara la carpeta y me puso ´Ser fan es lo mejor´. Él, lo que más quiere, es a los fans", considera Nannini, graficando que "Maradona es el 10, Charly el 9 y Messi va de 11".

6- "El rock de la cárcel", el tema que interpretaron Charly y Sandro en Mar del Plata

El teatro del hotel Hermitage fue el escenario en el que Charly García y Sandro compartieron en el verano de 1989. En ese momento, el ex líder de Sui Generis se hizo cargo del piano eléctrico y el legendario "Gitano" retomó sus orígenes, con una versión especial del clásico que inmortalizara Elvis Presley.

"Quería que él me invitara, pero estaba nervioso. Sandro era una de las personas más avasallantes, una verdadera estrella. Me llama y me invita a tocar 'El rock de la cárcel'. Y fue increíble, la gente se volvió loca”, recordaba Charly, en una nota al diario Clarín en 2015, publicada en agosto de 2018. Casualmente, en esos momentos, el diario había hecho un artículo especial ya que Sandro hubiera cumplido 70 años.



Más adelante, Sandro sería otro de los participantes del disco Tango 4, aportando su voz en "Rompan todo", en una versión en castellano del tema de Los Shakers.

“Fue muy gracioso, porque Pedro en su casa es re prolijo; nada de fumar, nada de nada. Lo estábamos esperando y le digo '¿Pedro, cuando Sandro saque la pitillera con la S decile que lo tiene que apagar'. Por supuesto que Sandro sacó la pitillera y Pedro no dijo nada’, detalló Charly. “En un momento Pedro le dijo: ‘Hay que ver como arreglamos esto’. Se refería al pago. Y Sandro respondió: '¿Yo vine acá porque soy amigo de Charly. Y además, sabes, yo no tengo precio’. ¡Me morí!. Sandro era auténtico”, concluía en su recuerdo Charly.

7- La estatua en la calle Rivadavia y un nuevo reencuentro de Sui Generis

Mar del Plata le rindió un homenaje especial en el verano de 2013 a Charly García y Nito Mestre, los miembros de "Sui Generis". Desde ese momento, en la calle Rivadavia, quedaron inmortalizados en una estatua de bronce, que hoy en día es parada obligada de marplatenses y turistas para sacarse una foto.

"Me imaginé muchas cosas en mi vida, pero nunca que me hicieran una estatua, por repartir volantes, tocar rock ´n roll y fumar porro", señalaba, entre risas, Charly.

"Esto es un tributo a la no fama, al no éxito, al momento increíble de repartir volante por la lleca y ver a las personas a las que le diste el volante aplaudiéndote a la noche", agregaba, para luego rematar: "Soy una estatua. Puedo hacer cualquier cosa ahora".



Y tuvo una palabras especiales para Mar del Plata: "Fue el escenario y la protagonista de una película en la que otra vez ganaron los buenos".

Luego, ante una multitud, tocaron una vez más, como tantas veces en veranos anteriores, "Aprendizaje" y "Canción para mi muerte", dos de los clásicos de Sui Generis.

La escultura fue hecha por Carlos Benavides, quien también fue el creador del monumento a Astor Piazzolla, que estuvo ubicado en la Plaza del Milenio y hoy está en el Aeropuerto que lleva su nombre.

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